¡Buenos días!
Hoy nos lleva al Señor sor María que paséis un feliz día.
Buenos días nuestros queridos amigos voy a comenzar regalándoos un pequeño poema:
“La dulzura que atesora
El semblante indefinible
Tan tierno, tan apacible,
¡De este Niño me enamora!
Ya mi bien desde esta hora,
No dejare un solo instante,
De acompañarte andante
Sin salir de tu portal;
Toma mi afecto cordial,
Y dame tu amor constante.”
Y es que el reto de hoy es hacerles compañía. Ya ha nacido, ya le hemos visto y dado un beso, ya podemos descansar en Él. Quizá alguno está pensando que el sigue sin conocerle, que para él no ha nacido, que todo sigue igual. Si alguno no le ve pues dos consejos que deje de mirar en la dirección que está mirando quizá le vea justo hacia el otro lado, y que deje de mirar con los ojos de la cara y empiece a mirar con los ojos de su fe, que deje de mirar con su razón y empiece a mirar con su corazón.
Te invito a que salgas en su busca ponte en camino a la gruta, a buscar una Iglesia con adoración al Santísimo mejor. El niño que tienen expuesto, y el Santísimo Sacramento es el mismo, ante Él haz tu acto de fe “Señor mío y Dios mío.” Le tienes delante háblale dile todo lo que te preocupa, lo que no entiendes, tus alegrías y problemas, Él te escucha, Él te entiende, Él te abraza, porque eso es la navidad, celebrar que Él se ha hecho hombre y ha pasado por los mismos sentimientos que tú y los ha salvado si se los entregas, y si se los entregas ya no puedes vivir más de algo que no es tuyo así que podrás empezar a vivir de Él.
Y esto no es un de mis cuentos esto sí que es verdad y no por que lo diga yo sino porque lo dice Él evangelio en san Marcos se ve claramente que Jesús vivió un autentica experiencia humana y destaca de forma especial sus sentimientos, Jesús se compadece, se entristece, se sorprende, le duele la situación de los que le rodean, gime, se muestra cariñoso, es enfada , se cansa , se siente sobrecargado, no lo sabe todo… tus sentimientos Él los entiende, y para el son importantes. Hoy es San Juan el que en la cena se recostó sobre el pecho del Señor, que sea hoy el quien nos lleve a ese pecho y podamos descansar y contarle todo directamente susurrándole al corazón de Cristo, como hemos cantado en el himno de laudes: “Y tú, Juan, que a tanto amor con amor correspondiste y la vida entera diste por tu Dios y tu Señor, enséñame a caminar por donde tú has caminado. Enséñame a colocar la cabeza en su costado.”
¡VIVE DE CRISTO!
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