Reto de amor: unirnos en oración


Adoración al Santísimo en la custodia

¡Buenos días!

Hoy el reto del amor es unirnos en oración a la iniciativa del Papa Francisco en adoración en la catedral mas cerca que tengas o parroquia o convento de clausura o a través de radio o televisión de cinco a seis de la tarde.

Es impresionante que hoy a esta hora todos los cristianos del mundo estemos orando juntos. La Iglesia nos invita a poner la fuerza en la oración en la relación personal con Cristo, y seguro que me preguntaras: ¿qué hago yo toda una hora delante del Santísimo?

Muy sencillo hoy el reto te va ha dar la mano para que puedas orar un rato: En tu oración con Cristo es el momento en el que más fácil le pones al Señor encontrarse contigo. Es cierto que parece complicado: ¿cómo se ora? ¿Me aburriré?

Si soy incapaz de abrirme con los que tengo cerca, ¿cómo hacerlo con Alguien que ni siquiera se si me escucha?

Estas preguntas sólo las podrás resolver cuando hagas el intento de sentarte a orar.  Ahora tienes a Cristo delante, en la Custodia. Ahí tienes a tu Señor: vivo, presente y totalmente real. Es Él y te está viendo y escuchando. Y no olvides que dijo: El que viene a mi, no lo echaré fuera (Jn 6, 37). Puedes comenzar pidiéndole al Señor poder creerte que Él está ahí contigo, poder sentirle, poder escuchar lo que te quiere decir.  Y presentándole tu rato de oración para que sea Él el que lo haga fructificar en ti.

Pídele poder verle: Muchos dicen: ¿Quién nos hará ver la dicha? (Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro! (Sal 4, 7) Seguro que te vienen a la mente infinitas personas que te han pedido que reces por algo concreto de su vida. Puedes presentarle al Señor estas personas.  Hay una diferencia entre presentarle y pedirle o rogarle. Cuando le presentamos una persona, una situación o un hecho concreto, entregamos el caso totalmente en sus manos dejando que sea Él el que actúe. Ya que cuando pedimos o rogamos, lo que nos suele ocurrir es que nos hacemos nuestra idea perfecta de cómo tiene que ser lo que le pedimos, y cuando no se llega a la solución como nosotros nos lo habíamos imaginado nos cuesta mucho ver la mano del Señor.

Ejemplo:

Pedir: Señor, que esta persona entre en la Iglesia.

Presentar: Señor, esta persona no te conoce, no sabe quien eres. Seguramente estés intentando que se encuentre contigo, pero en su libertad no te busca. Yo te la presento para que hagas con ella lo que tú quieras y cuando tú quieras.

Háblale de ti. Sólo te hace falta manifestarle como te encuentras sinceramente. Seguro que hay muchas cosas de las que eres consciente en este momento que superan tus fuerzas, cosas con las que tú no puedes o que te están impacientando. Hechos o momentos de tu vida, o de personas de tu entorno, que no consideras justos.

Todo esto, todo lo que quitarías de tu vida, todo lo que te amarga, y todo lo que le quieras compartir. Le pertenecerá a Cristo en el momento en el que tú se lo entregues. Cuando orando le entregas una cosa, le estás dando poder para que actúe sobre ti.

Bueno te deseo que pases un feliz dia que en este rato de oración lo mas importante es que te dejes amar para que luego puedas amar.

¡VIVE DE CRISTO!

Reto de amor: Gracias por el don de la Fe


¡Buenos días!

Ya puente para descansar ahora todos vacaciones, bueno hoy el reto del Amor nos lleva de la mano Sor María, qué el Señor os bendiga.
Queridos amigos:

Comienza el año dedicado a la fe, suena bonito y, por venir de la mano de Papa, seguro que es muy importante. Por eso no hago más que pedirle al Espíritu Santo que me de luz sobre esta celebración.

Os comparto lo que resuena en mi corazón: En el mes de octubre tenemos la misa por la tarde, a las 8 (el resto del año es a las 8 de la mañana). Mirando al pueblo hoy en la Misa, pensaba en los primeros cristianos y en sus celebraciones eucarísticas, que seguro eran al caer la tarde y acabar sus trabajos, se reunían para vivir juntos su fe y encontrarse con Jesús resucitado bajo las especies de pan y vino, y de ahí sacaban toda la fuerza para el día siguiente, de ese encuentro diario.

Su fe era viva, lo más importante de su vida, era lo que realmente hacían libremente. Era una fe tan enraizada en ellos, no algo más, sino su sentido para todo y muchos incluso tuvieron que dar su vida antes que perder a Cristo. Hoy, después de comulgar, en la acción de gracias, le hacía esta oración al Señor, al que sentía tan cerca de mí, le decía: “Señor, no permitas que nada ni nadie, ni acontecimiento, ni situación, ni palabra, ni acción… ni nada de nada me separe de ti, y si ves que alguna vez algo me va a separar de ti, por favor, llévame contigo, prefiero morir antes que vivir aquí sin ti, mi vida no tiene ningún sentido si no es contigo. Te quiero. Amén”

No me imagino mi vida sin fe, y quizá el Papa lo que quiere que celebremos y proclamemos es esto, el don de la fe, el don de tener a Cristo vivo y tan cerca de nosotros, el don de que Él lleva nuestras vidas. Quizá eso sea la fe y a eso es a lo que se nos invita a dar gracias. Y la verdad que nada es tan importante como Jesucristo, nada llena nuestro corazón, ni el coche, ni el trabajo, ni la casa, ni siquiera el amor de aquél que más nos quiere. Sólo llena el corazón Jesucristo y por eso, si le tenemos a Él dentro de nosotros, ¿qué importa todo lo demás? ¿qué importa tener o no tener, estar arriba o abajo? No importa nada porque le tenemos a Él en el corazón y nadie nos lo puede quitar. Nos podrán quitar todo pero a Él, no. Señor Jesucristo, concédenos una fe viva, ardiente y enamorada de ti. Dale hoy gracias por el don de la fe y

¡Vive de Cristo!